Artista plástica nacida en Madrid y posteriormente afincada en Jaén durante su adolescencia. Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, Rosa desarrolla desde sus inicios una trayectoria pictórica marcada por el dominio técnico del óleo y una profunda sensibilidad hacia la luz, el paisaje y la figura humana. Su obra se caracteriza por una atención minuciosa a la materia y al color, explorando las posibilidades expresivas de la pintura como medio de reflexión poética y emocional.
Compagina su labor artística con la docencia, siendo profesora de Enseñanzas Medias en la especialidad de Artes Plásticas, cargo obtenido por oposición. Entre 1990 y 1993 fue Coordinadora de la Reforma de las Enseñanzas Medias, participando activamente en la renovación pedagógica del arte en la educación. Su vocación formativa se ha enriquecido con diversos cursos de Conservación del Patrimonio, Paisaje (Sevilla y Albarracín), Modelado y Retrato, que han ampliado la dimensión técnica y conceptual de su práctica.

A lo largo de su carrera ha realizado más de 170 exposiciones, tanto individuales como colectivas, y ha participado en más de 30 ferias de arte en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Santander, Salamanca, Valladolid, Sevilla, Miami y Nueva York. Su obra ha sido reconocida con más de 40 premios nacionales e internacionales, entre los cuales 20 corresponden a Primeros y Segundos Premios, consolidando su posición en el panorama pictórico contemporáneo.
En 2017, la Tertulia Peñaltar del Hogar de Ávila le rindió un homenaje a su trayectoria artística, destacando su aportación constante a la pintura y a la formación artística.

Desde 2011 hasta 2024, Rosa Moreno de Castro ha ejercido como comisaria de exposiciones en el Club 567, donde ha desarrollado una intensa labor de gestión cultural, impulsando el diálogo entre distintas generaciones de artistas y promoviendo el arte contemporáneo en un entorno de intercambio y reflexión estética.
Su pintura, de raíz profundamente personal, se sostiene en la observación y en la memoria. En ella, el gesto pictórico y la materia se convierten en vehículos de emoción, traduciendo la experiencia del mundo en imágenes de calma, intensidad y permanencia.

